Rosendo Fraga (h)
Co-founder y research analyst en gormanlee.com
Además de las conferencias, las fotos y los debates, el Foro de Davos que acaba de terminar nos regala todos los años el Global Risk Report, un esperado informe en el que se definen los riesgos globales que más probabilidades tienen que ocurrir no sólo en los próximos dos años, sino en la década que viene. Para el Foro, un riesgo global es un evento o condición que podría tener un impacto negativo en una proporción significativa del PBI mundial, la población o los recursos naturales.
El Global Risk Report está estructurado sobre dos sondeos. El primero es la Encuesta de Percepción de Riesgos Globales (Global Risks Perception Survey). Se trata de una encuesta a 1.200 expertos del campo académico, empresarial y gubernamental de todo el mundo, en el que se busca determinar cuál será el problema con más probabilidad de ocurrir en el corto y largo plazo. Este sondeo se complementa con un segundo, más amplio: la Encuesta de Opinión Ejecutiva (Executive Opinion Survey). En este caso, se trata de una encuesta a 12.000 líderes empresariales de 121 países que ayuda a identificar las cinco amenazas más probables para cada país durante los próximos dos años. De las dos, la Encuesta de Opinión Ejecutiva es la que nos interesa.
Ello se debe a que uno de los 121 países evaluados en este sondeo es Uruguay. De acuerdo a la opinión de esos líderes empresariales, hay cinco riesgos que, con distinta probabilidad de ocurrencia, podría enfrentar este país en los próximos dos años. Veamos cuáles son.
El principal riesgo es una volatilidad o shock severo en el precio de las materias primas. Aunque Uruguay fue el único país de América Latina en tener este riesgo global como problema más probable, no está solo a nivel mundial: una crisis en el precio de los commodities es uno de los cinco principales riesgos con probabilidad de ocurrir para 47 de los países encuestados por el Foro de Davos. Para el Global Risks Report, una crisis de estas características traería como consecuencia la incapacidad para controlar el nivel general de precios de bienes y servicios, ya sea por inflación o deflación. Por último, un aspecto a destacar es que sólo cuatro países, además de Uruguay, tuvieron este riesgo al tope de la lista: Estonia, Lituania, Eslovenia y Suiza.
De acuerdo a estos expertos, el segundo riesgo por su probabilidad de ocurrencia en Uruguay será una inflación rápida y/o sostenida, una amenaza que es señalada como la principal para Argentina, Chile, Brasil, Colombia, Honduras y México. De acuerdo al Global Risk Report, la inflación es uno de los “riesgos antiguos” que retornan al escenario mundial desde el pasado, como también lo hace la crisis en el costo de vida, la confrontación geopolítica o la amenaza de un conflicto nuclear. El problema con estos nuevos-viejos riesgos reside en que pocos de los líderes empresariales y actores políticos de esta generación los han experimentado con anterioridad. Por lo tanto, se estima que será necesario cierto aprendizaje sobre la marcha, con todo lo que ello implica.
El tercer riesgo elegido para Uruguay es un estancamiento económico prolongado. Se trata de una amenaza elegida para sólo veinte países, pero que ocupa el primer lugar en tres de América Latina: Bolivia, Ecuador y Paraguay. De acuerdo a datos del Banco Mundial, estos tres países sufrieron fuertes caídas en su PBI en 2020 (sobre todo Ecuador y Bolivia, cuyas economías se contrajeron ese año -7,8% y -8,7%, respectivamente), y de las cuales todavía se están recuperando. Con ese antecedente, la caída del PBI uruguayo en 2020, que de acuerdo a la misma fuente fue de -6,1%, explica la prevalencia del miedo a una nueva recesión en los próximos 24 meses.
El cuarto riesgo por su probabilidad de ocurrir en Uruguay es una crisis en el costo de vida. Se trata del riesgo que a escala global más chances tiene de suceder en los próximos dos años según los expertos. De acuerdo al Global Risks Report, una crisis de este tipo sería el emergente de las continuas presiones sobre los precios de los alimentos, el agua y la energía, que daría como resultado huelgas, protestas violentas e inestabilidad política. Aunque la percepción de este riesgo a escala mundial disminuye en el largo plazo, la persistencia de una crisis global en el costo de vida podría privar del acceso a las necesidades básicas a porciones cada vez más amplias de población vulnerable, lo que se transformaría en combustible para la inestabilidad política.
Por último, el quinto riesgo por su probabilidad de ocurrencia en Uruguay es el desplazamiento de puestos de trabajo debido al proceso de automatización. Curiosamente, de los 121 países evaluados, sólo en dos se percibe este problema como uno de los cinco riesgos a enfrentar en los próximos dos años: Uruguay y Ucrania. En términos generales, este riesgo hace referencia a la posibilidad de que, a partir del avance de la tecnología en el mercado laboral, surja una rotación incontrolablemente rápida tanto de obreros y operarios (blue collar workers), como de administrativos y ejecutivos (white collar workers). En cuanto a la tecnología, el Global Risks Report señala que el desarrollo de tecnologías emergentes podría solucionar parcialmente distintos problemas, desde las amenazas para la salud o una crisis en la capacidad de atención médica, hasta un recrudecimiento en la inseguridad alimentaria o las consecuencia de problemas climáticos de diverso tipo. La mala noticia es que esto será así sólo en los países que puedan permitírselo; en los que no, la desigualdad crecerá.
Aunque resulte obvio decirlo, el destino de ningún país está escrito. El camino de los grandes informes como el Global Risks Report está construido sobre pronósticos fallidos. Sin duda, dejar un espacio de una década entre afirmar que algo sucederá y lo que finalmente suceda contribuye al olvido general. Pero aunque nadie sepa qué va a suceder, sí sirve para saber cuál es el flanco vulnerable que estos expertos detectan en el presente. En el caso de Uruguay, que tres de los cinco riesgos potenciales vengan de la economía podría ser una señal de ello.
Deja una respuesta