Rosendo Fraga (h)
Co-founder y research analyst en gormanlee.com
Todos los años, la empresa global estadounidense de servicios inmobiliarios y comerciales Cushman & Wakefield publica el Global Manufacturing Risk Index, un ranking de referencia que evalúa a 45 países de acuerdo a la posibilidad de éxito operativo y estratégico que ofrecen a la hora de alojar instalaciones de fabricación y producción extranjeras y cómo estos proyectos e inversiones podrían verse afectados por la volatilidad económica y política. En otras palabras, explora cuáles son los países que presentan las condiciones más favorables para la fabricación global de bienes.
Ese atractivo relativo surge del análisis de 12 variables que provienen del Foro Económico Mundial, Moody’s Analytics y el Banco Mundial, entre otras fuentes, y componen tres escenarios de Referencia, Costo y Riesgo.
A nivel global, en todos estos escenarios China mantuvo una cómoda primera posición, al igual que sucedió en 2021. El gigante asiático continúa ofreciendo costos de mano de obra significativamente más bajos que otras locaciones de producción importantes, y si bien los salarios chinos han aumentado en los últimos años, todavía se encuentran entre los más bajos del mundo. Para Cushman & Wakefield, el auge de la producción china de insumos para la llamada nueva energía (como turbinas eólicas, células fotovoltaicas y vehículos eléctricos), junto con la expansión económica que se está desarrollando en la región de Asia-Pacífico, seguirán siendo el respaldando más importante del sector manufacturero chino.
En cuanto a la Argentina, aunque tuvo un desempeño dispar en los tres escenarios que plantea este índice, muestra un retroceso respecto a los resultados de 2021 en cada uno de ellos.
En el escenario de referencia la Argentina obtuvo la posición 34° y se ubicó en el tercer cuartil, entre Suecia (32°), Túnez (33°), Australia (35°) e Italia (36°). Este escenario otorga igual importancia a las condiciones operativas y a la competitividad de costos de un país y evalúa el talento de su fuerza laboral, la logística y el acceso a los mercados, el clima de negocios, la sostenibilidad y su responsabilidad corporativa. Respecto a la medición de 2021, la posición obtenida por la Argentina en esta última medición representa una caída de 5 puestos, del 29° al 34°, aunque continúa dentro del mismo percentil. En cuanto a América Latina, Cushman & Wakefield destaca en este escenario a dos países: Colombia y Perú. De acuerdo al informe, han mejorado sus clasificaciones de referencia debido a una baja en los costos laborales y de energía, mostrar niveles estables de riesgo y mantener su permanencia en el cuartil superior en términos de costos.
En el escenario de costos, la Argentina alcanzó la posición 20° y se ubicó en el segundo cuartil, entre Hungría (18°), Portugal (19°), República Checa (21°) y Rumania (22°). Este escenario pone un mayor énfasis en la reducción de costos para otorgar una puntuación más alta a los países donde los costos operativos, incluida la mano de obra, son más baratos. Se calcula a partir del costo de mano de obra de manufactura por hora, el valor de la electricidad para uso industrial (precio por hora), costos de construcción y porcentaje sobre el ingreso per cápita del registro de la propiedad. Aunque en términos latinoamericanos la argentina es la cuarta mejor ubicación como destino manufacturero por sus costos después de Colombia (8°), Perú (10°) y México (15°), su posición para 2022 representa una caída de dos puestos respecto a 2021 (18°). En cuanto a América Latina, para Cushman & Wakefield -dejando de lado a Asia- la región ocupa un lugar destacado y presenta algunos de los costos laborales más bajos fuera del continente asiático. Colombia conservó su 8° posición en el ranking, pero Perú y México subieron respectivamente de los puestos 11° y 17° al 10° y 15°, en gran parte como resultado de costos estables o incluso más bajos en estos países que relación a otros.
Por último, en el escenario de riesgo la Argentina se ubicó en la peor posición del último cuartil (45°) y, por ende, en el último lugar de todo el índice global de riesgo manufacturero de Cushman & Wakefield. Al ponderar el aumento del riesgo geopolítico, este escenario favorece a los países que presentan un menor nivel de riesgo económico y político. Estos niveles se calculan evaluando la posibilidad de riesgos naturales, económicos, corporativos y energéticos en cada país. La baja calificación de la Argentina en este escenario implica que presenta condiciones más riesgosas a la hora de establecer una fábrica que las que existen, por ejemplo, en México (41°), Túnez (42°), Grecia (43°) o Brasil (44°). En relación a la edición anterior, la Argentina perdió cuatro posiciones (en esa oportunidad se había ubicado por delante únicamente de Túnez, Grecia y Venezuela). A nivel continental, este año destaca la caída de la calificación en este escenario de Estados Unidos y Canadá, debido a los elevados niveles de riesgo económico y el riesgo de desastres naturales como sequías, inundaciones, incendios forestales y otros fenómenos meteorológicos extremos. Aunque se encuentran ahora en niveles de riesgo más altos que antes, esta posibilidad se ve mitigada por la capacidad de adaptación y resiliencia que muestran estos países ante los riesgos mencionados.
¿Y qué hay del mundo en general?
En primer lugar, los países de la región de Asia-Pacífico continúan ostentando el liderazgo como destinos de producción, particularmente debido a la abundante oferta de mano de obra de bajo costo (de las doce mejores ubicaciones, la mitad pertenecen a esta región). La importancia de este factor se hace evidente al constatar que muchos de los países que han bajado su calificación este año lo han hecho debido al aumento del costo de mano de obra y el precio de la electricidad, y al incremento del riesgo de un desastre económico, político o natural.
Por otro lado, y por primera vez, varios de estos países se encuentran ahora en Europa, donde la guerra en Ucrania ha tenido un impacto significativo en los factores de costo y riesgo, si bien algunos países del continente europeo también registran una mejora en su capacidad para lograr objetivos de sostenibilidad, incluido el uso eficiente de recursos y la creación de oportunidades económicas ecológicas, lo que refuerza su perspectiva económica a largo plazo y mejora su perfil de riesgo.
Por último, una clara señal de que las turbulencias iniciadas tras el final de las restricciones de la pandemia y el comienzo de la invasión rusa continúan, proviene de Estados Unidos. En este país, las empresas están trayendo puestos de trabajo y cadenas de suministro de vuelta a Estados Unidos a un ritmo histórico: se calcula que están en camino de reubicar o repatriar casi 350.000 puestos de trabajo este año.
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