
Rosendo Fraga (h)
Director de Análisis e Investigación en gormanlee.com
El Global Education Futures Readiness Index (GEFRI), elaborado por la consultora internacional Education Futures, es un nuevo ranking que mide la capacidad de los países para adaptar sus sistemas educativos a los desafíos del siglo XXI. En esta primera edición se evaluó a 177 economías, de acuerdo con cinco dimensiones: innovación, infraestructura, capital humano, gobernanza y equidad en el acceso educativo. Los puntajes se expresan en una escala de 0 a 100 y en percentiles, que indican el porcentaje de países con un desempeño inferior; por ejemplo, un percentil 80 significa que el país supera al 80 % de los sistemas evaluados.
Paraguay obtuvo un puntaje compuesto de 44,12, que lo ubica en el puesto 114 a nivel global y en el lugar 18 de América Latina y el Caribe, entre Trinidad y Tobago (44,26) y Guyana (42,35). Con ese desempeño se sitúa en el rango de “preparación baja”, según la clasificación de este índice, lo que implica que enfrenta desafíos estructurales para avanzar hacia un sistema educativo mejor preparado para el futuro.
En el contexto internacional, Paraguay aparece por debajo del promedio global (51,5) y regional (52), y a una distancia considerable de los países del Cono Sur. Mientras Chile (70,50), Uruguay (65,21) y Argentina (64,22) encabezan la región con sistemas fuertes o moderadamente fuertes, Paraguay se mantiene en el grupo de los países emergentes en materia de preparación educativa.
El GEFRI analiza cinco dimensiones centrales que explican esa brecha. En gobernanza, que mide la efectividad de las instituciones, la calidad regulatoria, el control de la corrupción y la rendición de cuentas, Paraguay registra un desempeño de 41 puntos, lo que evidencia algunas debilidades en capacidad de gestión y previsibilidad de sus políticas públicas. En infraestructura, que evalúa el acceso a electricidad, internet y servicios digitales, alcanza 47 puntos: si bien el país ha ampliado la cobertura eléctrica y digital en la última década, la conectividad escolar sigue mostrando fuertes contrastes entre zonas urbanas y rurales.
En capital humano, que considera la educación alcanzada por la población, la inversión estatal y la participación en los niveles medio y superior, Paraguay obtuvo 50 puntos, un valor intermedio que muestra buenos avances en materia de escolarización, pero que necesita avanzar para acompañar las demandas del mercado laboral y la economía del conocimiento. En innovación, que mide la inversión en I+D, la producción científica y la capacidad para aplicar nuevas tecnologías en educación, el puntaje fue de 39 puntos, confirmando una baja densidad del ecosistema científico y tecnológico del país. Finalmente, en acceso y paridad de género, Paraguay alcanzó los 43 puntos: aunque la cobertura educativa básica es alta, el abandono escolar en el nivel medio y las brechas geográficas continúan afectando la igualdad de oportunidades.
En comparación con sus vecinos del Cono Sur, Paraguay se ubica 26,4 puntos por debajo de Chile, 21,1 por debajo de Uruguay y 20,1 por debajo de Argentina, diferencias que reflejan una brecha más estructural que coyuntural. No obstante, el informe advierte que los resultados del GEFRI no deben interpretarse como una medida de la calidad educativa actual, sino como una evaluación de la capacidad de adaptación de los sistemas ante los cambios sociales, tecnológicos y económicos que están por venir.
Desde esa perspectiva, Paraguay tiene por delante el desafío de mejorar su gobernanza educativa, ampliar su infraestructura digital y fortalecer la articulación entre el sistema de formación y el mercado laboral. El GEFRI 2025 invita a leer estos resultados no como un diagnóstico definitivo, sino como una hoja de ruta: la preparación para el futuro de la educación dependerá de la cooperación entre el Estado, las instituciones y la sociedad civil.

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