
Rosendo Fraga (h)
Director de Análisis e Investigación en gormanlee.com
El World Economic League Table 2025 es un ranking elaborado por el Centre for Economics and Business Research (CEBR), un think tank británico que cada año proyecta el desempeño de más de 190 países en función de su PBI medido en dólares corrientes. El índice, publicado desde 2009, busca ofrecer un panorama comparado de la economía mundial a partir de un modelo que combina datos históricos y proyecciones de variables clave como crecimiento, inflación, tipo de cambio y deuda pública. Su metodología permite observar tanto el posicionamiento actual de cada país como su trayectoria estimada a lo largo de los próximos quince años mediante cuatro hitos de proyección (2025, 2029, 2034 y 2039), en los que se evalúa tanto el tamaño del PBI como el ingreso per cápita.
Antes de empezar con Paraguay, ¿cuáles serán los grandes ganadores y perdedores entre 2025 y 2039? Hay tres economías que lograrán un espectacular avance de 18 posiciones en la tabla que mide el PBI nominal: Egipto (del 46 al 28), Nigeria (del 57 al 39) y Ruanda (del 141 al 123), mientras que el mayor perdedor se encontraría en nuestro continente y es Haití, cuya economía caerá -siempre según el CEBR- 26 posiciones, de la 115 a la 141. En cuanto al PBI per cápita, el salto más grande (24 posiciones) estará empatado entre Bután (de la 130 a la 106) y Vietnam (de la 124 a la 100).
En el arranque del ciclo proyectado (2025), Paraguay se ubica en la posición 101° por el tamaño de su economía y en la 115° por su ingreso per cápita. En la liga nominal queda entre Estonia (100°) y Honduras (102°), mientras que sus competidores en la liga per cápita serán El Salvador (114°) y Cabo Verde (116°). La señal es clara: un volumen acorde a una economía entre mediana y pequeña y un ingreso por habitante un tanto rezagado respecto a los líderes regionales.
Hacia el cierre de la década, CEBR proyecta para 2029 una mejora en el tamaño de la economía paraguaya junto con un achicamiento de la brecha en el PBI per cápita: en PBI nominal ascenderá a la posición 99° (una mejora de dos ubicaciones), y se establecerá entre Túnez (98°) y Bolivia (100°); en PBI per cápita subirá a la 111° (cuatro posiciones más que en 2025) y sus “vecinos” serán Ucrania (110°) e Irak (112°). Mientras otros jugadores latinoamericanos ganan o pierden casilleros en esta proyección hacia 2029, Paraguay empieza a perfilar una tendencia de avance nominal que continuará en la próxima década.
En el escenario proyectado para 2034 la trayectoria observada se consolidará: en términos de PBI nominal Paraguay subirá otras dos posiciones, de la 99° a la 97°, lo que dejará al país entre Bahréin (96°) y Letonia (98°), y se mantendrá en la posición 111° por su PBI per cápita, con Indonesia (110°) y Surinam (112°) como referencias. La foto de 2034 sugiere una economía que gana peso relativo en la tabla global, aunque sin un salto equivalente en ingreso por habitante.
La última proyección del CEBR para 2039 confirmará este patrón: Paraguay terminaría 96° en PBI nominal y 113° en PBI per cápita. En la clasificación por volumen económico se parecerá a Libia (95°) y Letonia (97°), mientras que en el ingreso por habitante quedará entre dos países latinoamericanos: Ecuador (112°) y El Salvador (114°).
Visto de punta a punta, Paraguay será uno de los únicos cuatro países de América Latina (junto a República Dominicana, Panamá y Brasil) que mejorará su volumen económico de acuerdo a estas proyecciones: pasará de la posición 101° a la 96° (es decir, cinco escalones). El welt prevé expresamente para Paraguay un crecimiento promedio de 3,6% anual entre 2025 y 2029 y de 3,5% entre 2030 y 2039. Su proyección per cápita, no obstante, mostrará una evolución más tenue (de la 115° a la 113°), en línea con el tramo medio-bajo del escalafón global.
Si las proyecciones del WELT llegaran a confirmarse, Paraguay arrancará la cuarta década de este siglo como uno de los grandes ganadores en la liga del PBI nominal regional, asociando su posición con el bloque de economías que ganan tracción, pero no podrá demostrar la misma impronta en su ingreso por habitante. La oportunidad para Paraguay -y también su desafío- parece pasar por convertir ese crecimiento en bienestar. Para ello, productividad, inversión y trabajo formal serán claves para que el avance nominal encuentre su correlato en el escalón per cápita durante la próxima década y media.

Deja un comentario